La relación madre–hija no es un hecho armónico, una dimensión de amor y odio se establece en la mujer que habita en cada una y circula de una a otra, generando atolladeros y obstáculos a lo largo de las concurrencias evolutivas de la niña que deviene en mujer y la madre a quien inexorablemente atraviesa el paso del tiempo .
Atracción-repulsa, contigüidad-distancia, empatía-desencuentro...