La terapia de pareja desde el enfoque gestalt

La terapia de pareja bajo el prisma del enfoque gestalt ofrece una vía profunda y experiencial para abordar las dificultades relacionales, centrándose no tanto en el «por qué» histórico de los problemas, sino en el «cómo» se manifiestan en el aquí y ahora de la interacción. Esta perspectiva es particularmente poderosa para ayudar a las parejas a salir de patrones disfuncionales y a construir una conexión más auténtica y satisfactoria. El objetivo primordial es aumentar la conciencia de cada miembro sobre sí mismo y sobre la dinámica relacional, fomentando la responsabilidad individual en la co-creación de la experiencia de pareja y facilitando un contacto más genuino y nutritivo entre ambos.

Este enfoque, arraigado en la psicología humanista, ve a los individuos y, por extensión, a la pareja, como sistemas con un potencial inherente de crecimiento y autorregulación. Sin embargo, a menudo, las interrupciones del contacto, los asuntos inconclusos del pasado o las dificultades para reconocer y expresar necesidades y emociones en el presente bloquean este potencial. La terapia gestalt de pareja trabaja precisamente sobre estos bloqueos, observando cómo se despliegan en la sesión terapéutica, en la comunicación verbal y no verbal, y en las respuestas emocionales que surgen momento a momento. Desde una perspectiva sistémica integrada, entendemos que la pareja es más que la suma de sus partes; es un sistema con sus propias reglas, patrones y homeostasis, donde el comportamiento de uno afecta inevitablemente al otro y a la relación en su conjunto.

Desarrollando la conciencia en la interacción presente

El pilar fundamental de la terapia gestalt es la conciencia. En el contexto de pareja, esto implica ayudar a cada miembro a darse cuenta de lo que siente, piensa, necesita y hace mientras interactúa con el otro. A menudo, las parejas llegan a terapia atrapadas en ciclos repetitivos de conflicto, donde las reacciones son automáticas y poco conscientes. Por ejemplo, una pareja podría discutir recurrentemente sobre las tareas del hogar. Desde la gestalt, no nos centraríamos únicamente en negociar un reparto más equitativo (aunque eso pueda ser un resultado), sino en explorar cómo discuten: ¿Qué siente cada uno durante la discusión (frustración, resentimiento, miedo al abandono, sensación de injusticia)? ¿Qué necesidades subyacentes no están siendo satisfechas (necesidad de reconocimiento, de apoyo, de equidad)? ¿Cómo evitan el contacto real durante la discusión (cambiando de tema, culpabilizando, retirándose emocionalmente)?

Al poner luz sobre estos procesos en el aquí y ahora, los miembros de la pareja empiezan a comprender su propia contribución al patrón disfuncional. Quizás uno descubre que su crítica constante es una forma distorsionada de pedir más conexión, mientras que el otro se da cuenta de que su retraimiento es una estrategia de protección aprendida ante el miedo al conflicto. Esta toma de conciencia es el primer paso hacia el cambio, ya que permite pasar de la reacción automática a la respuesta elegida.

La responsabilidad personal en la dinámica de pareja

Otro concepto clave es la responsabilidad. La terapia gestalt anima a cada individuo a hacerse cargo de sus propias experiencias, sentimientos, necesidades y acciones, en lugar de proyectarlos o culpar al otro. Esto no significa negar el impacto del comportamiento del compañero, sino reconocer la propia capacidad de respuesta y elección. Pasar de un lenguaje de culpa («Tú me haces sentir mal») a un lenguaje de responsabilidad («Yo me siento mal cuando tú haces X, y elijo reaccionar de esta manera») es transformador.

Por ejemplo, si un miembro de la pareja se siente constantemente ignorado, en lugar de simplemente acusar al otro de ser desatento, la terapia exploraría cómo él o ella participa en esa dinámica. ¿Expresa claramente su necesidad de atención? ¿Lo hace de una manera que invita a la conexión o que genera defensa? ¿Hay miedos subyacentes a pedir o a ser vulnerable? Asumir la responsabilidad implica reconocer la propia parte en la creación de la experiencia relacional y explorar nuevas formas de actuar para satisfacer las propias necesidades de manera más efectiva y respetuosa con el vínculo.

El contacto y sus interrupciones como foco terapéutico

El contacto es el proceso de encuentro con el otro y con el entorno. Una relación de pareja sana se caracteriza por un flujo flexible de contacto y retirada. Sin embargo, a menudo desarrollamos mecanismos para interrumpir o evitar el contacto pleno, especialmente cuando anticipamos dolor o conflicto. La terapia gestalt identifica varias interrupciones del contacto, como la confluencia (pérdida de los límites entre el yo y el tú, evitando el desacuerdo), la proyección (atribuir al otro aspectos propios no reconocidos), la introyección (adoptar creencias o valores externos sin asimilarlos), la retroflexión (hacerse a uno mismo lo que se querría hacer a otros, o hacerse a uno mismo lo que se querría que otros hicieran por uno) y el egotismo (un control excesivo en el contacto que impide la espontaneidad).

En terapia de pareja, observamos cómo operan estas interrupciones. Por ejemplo, una pareja podría estar en confluencia, presentándose como una unidad perfecta que nunca discute, pero bajo la superficie puede haber resentimiento y necesidades no expresadas por miedo a romper la armonía. Otra pareja podría funcionar a través de la proyección mutua, donde cada uno acusa al otro de ser egoísta, sin reconocer las propias tendencias egocéntricas. El terapeuta gestalt ayuda a la pareja a identificar estas interrupciones mientras ocurren en sesión, y a través de experimentos (propuestas de acción o dramatización), les invita a explorar formas alternativas y más directas de relacionarse, fomentando un contacto más auténtico. Un experimento podría ser pedirles que exageren su patrón habitual (uno critica más fuerte, el otro se retira más visiblemente) para que tomen conciencia del impacto, o invitarles a expresar directamente la necesidad subyacente a su comportamiento habitual.

Figura y fondo en los conflictos de pareja

La teoría de la figura-fondo explica cómo percibimos nuestra realidad, destacando ciertos elementos (figura) mientras otros permanecen en el trasfondo (fondo). En terapia de pareja, el conflicto manifiesto (la «figura», como la discusión sobre el dinero) suele estar sostenido por asuntos inconclusos o necesidades no satisfechas que residen en el «fondo» (sentimientos de inseguridad, luchas de poder, miedos al abandono, lealtades familiares no resueltas).

La terapia gestalt trabaja para que estos elementos del fondo puedan emerger a la conciencia y convertirse en figura, permitiendo que sean abordados directamente. Por ejemplo, una discusión recurrente sobre la impuntualidad de uno de los miembros (figura) podría tener como fondo una herida relacionada con la falta de consideración o el miedo a no ser importante para el otro. Al explorar los sentimientos y significados asociados a la impuntualidad en el aquí y ahora, la pareja puede conectar con esas necesidades más profundas y trabajar sobre ellas, en lugar de quedarse atrapada en la disputa superficial.


El proceso terapéutico y el rol del terapeuta


El terapeuta gestalt de pareja actúa como un facilitador activo y presente, no como un juez o un experto que dicta soluciones. Su principal herramienta es su propia conciencia y su capacidad para estar en contacto auténtico con la pareja. Utiliza preguntas que enfocan en el «cómo» y el «qué» de la experiencia presente («¿Qué sientes ahora mientras dices eso?», «¿Cómo estás experimentando esta tensión en tu cuerpo?», «¿Qué necesitas de tu pareja en este momento?»). Propone experimentos diseñados a medida de la dinámica de la pareja para promover la conciencia y explorar nuevas posibilidades de interacción.
Integrando la perspectiva sistémica, el terapeuta también presta atención a los patrones de comunicación, los roles que cada uno asume, las reglas implícitas de la relación y cómo el sistema de pareja interactúa con otros sistemas (familias de origen, trabajo, amigos). Se busca comprender cómo la dinámica actual se mantiene y qué pequeños cambios en la interacción pueden generar un impacto significativo en todo el sistema relacional.
La terapia de pareja desde el enfoque gestalt es un viaje hacia una mayor conciencia, responsabilidad y contacto auténtico. Al centrarse en la experiencia vivida en el aquí y ahora, facilita que las parejas comprendan y modifiquen los patrones que les generan sufrimiento, descubran sus recursos y necesidades más profundas, y aprendan a comunicarse y a relacionarse de una manera que fomente tanto el crecimiento individual como el fortalecimiento del vínculo amoroso. Es un camino exigente pero profundamente recompensador para aquellas parejas dispuestas a mirarse y a encontrarse de verdad.

Bibliografía:

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