Psicoterapia, Formación, Supervisión
El Olivo nos remite a las raíces familiares, nuestro pasado en el impulso de quienes somos; un tronco cuya conformación evoca nuestra configuración humana, consistente, y a la vez habitada de irregulares surcos; unas ramas que personifican nuestro intercambio perenne con el mundo, el contacto, los frutos, el aceite que suministran las relaciones y a su vez nos recuerda con el continuo flujo del dar y recibir. Una metáfora viva del ser humano.