

La verdadera práctica gestáltica ocurre en el “mercado” de la vida cotidiana: en el ruido de las relaciones, donde se activa nuestra reactividad. Meditar en el mercado es traer conciencia al instante incómodo: respirar, notar el cuerpo, observar sin juicio y reconocer la emoción y la fantasía que emergen. Ahí se entrena el músculo del darse cuenta, donde la presencia se vuelve gesto. No hace falta un retiro lejano: basta con practicar en el coche, en casa, en la pareja, en lo cotidiano. Estar presentes en lo difícil es la forma más profunda de meditación.

¿Terapia individual o familiar? Claves para decidir cuándo recomendar cada una según el síntoma, el sufrimiento y la demanda de ayuda.

Ayudar a los padres para ayudar a los adolescentes. Metáforas para el acompañamiento evolutivo de jóvenes.

Nos hemos acostumbrado a relacionarnos como seres traumatizados con capas y capas de protección, pero debajo de todas ellas hay un ser sensible, que nuestra cultura necesita que se despierte

Las creencias sobre la crianza oscilan entre dos polos: la independencia, heredada de generaciones anteriores, donde los niños debían adaptarse rápido y estar al servicio de la familia, y la dependencia actual, que idealiza la maternidad/paternidad y evita cualquier sufrimiento infantil.
Ambas visiones, al extremo, dificultan el desarrollo: una niega las necesidades emocionales y la otra bloquea la autonomía.

La pareja, como el grupo de pertenencia más pequeño que existe, necesita también un mito para sostenerse. Un relato que alimente la idea de continuidad y que pueda inscribirse en un “para siempre”.
Terapia de pareja. Pertenencia. Para siempre. Un sueño compartido.